En distintos estudios
epidemiológicos se ha suscrito que la AR incrementa la mortalidad.(1) Las causas de mortalidad que
con más frecuencia han sido descritas son: Enfermedades neoplásicas,
enfermedades cardiovasculares y enfermedades pulmonares.
Ciertamente, son estas las causas
que con más frecuencia condicionan la mortalidad en toda la población
excluyendo las etiologías infecciosas y los accidentes.
Significa entonces, que el
padecer AR condiciona un incremento de la probabilidad de morir por una de esas
tres causas.
El padecer AR implica tener un
estado de inmunidad alterado y a su vez encontrarse con toda probabilidad
sometido a un tratamiento inmunomodulador. Existen trabajos que alertan del
incremento de riesgo de padecer neoplasias no sólidas en pacientes con AR(2) y por otro lado,
recomendaciones que sugieren considerar cuidadosamente el uso de terapias
biológicas en pacientes con antecedentes de neoplasias sólidas o hematológicas.(2–4)
El carácter inflamatorio de la AR
ha provocado una enérgica corriente de investigación para valorar el incremento
de riesgo cardiovascular en estos pacientes.(5) En la actualidad existe
evidencia positiva que permite recomendar la vigilancia del perfil lipídico en
estos pacientes y tener presente la posibilidad de medicar con fármacos
hipolipemiantes.(5–7)
El riesgo de padecer una
enfermedad intersticial pulmonar también se encuentra incrementado en la AR.(8–10) El carácter multisistémico de
la enfermedad y su peculiar afectación pulmonar se ha documentado en alrededor
del 10% de los enfermos.(8) Dato adicional a tener
presente es que algunos FAMEs están relacionados con afectación pulmonar de
tipo intersticial adicional.(11–13).
Recientemente, el grupo koreano
de Kim y colaboradores(1) han publicado en el J
Rheumatology a inicios de 2012, un ambicioso estudio con el propósito de
establecer la tasa de mortalidad estandarizada (SMR) para la Artritis Reumatoide. Esta medida se
define como el incremento de mortalidad respecto de la mortalidad esperada que
existe debido a una circunstancia particular.
El estudio se basó en una cohorte de 1534 pacientes
seguidos desde 2001 a 2009. El SMR para los pacientes con AR fue 1.35 (95% CI
1.02–1.74). Se analizaron por separado las distintas causas de mortalidad. La
mortalidad por enfermedades neoplásicas tuvo un SMR de 0,84 (0,43-1,47), por
enfermedad cardiaca isquémica 2,09 (0,68-4,88), enfermedad cerebrovascular 0,73
(0,24-1,70), Enfermedad pulmonar intersticial 18,18 (2,20-65,64), neumonía 10,26
(2,79-26,26), diabetes mellitus 1,41 (0,39-3,62), Sepsis 5,88 (0,15-32,76).
Una observación al respecto de porqué existe una menor
tasa de mortalidad por cáncer en pacientes con AR que en la población general
es porque existe un seguimiento preventivo más estrecho.
Este
estudio pone a la enfermedad intersticial pulmonar en primer lugar de las
causas de mortalidad por AR. Al respecto Olson y colaboradores(8) han publicado en 2011 en el Am
J Respir Crit Care Med un estudio basado en los registros americanos del Nacional
Health Institute en el que recaban una casuística de 162,032 muertes de pacientes
con AR entre 1988 y 2004 de las que
10,725 (6,6%) habían sido diagnosticados de enfermedad pulmonar intersticial
relacionada a AR (aunque cabe destacar que la forma en la que se estableció
este diagnóstico no queda suficientemente esclarecida en el manuscrito).
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