La corticoterapia es la estrategia terapéutica más extendida en el manejo de la arteritis de células gigantes (ACG). Se ha coseguido demostrar que esta terapia resuelve el proceso inflamatorio del vaso, controla los síntomas de la enfermedad y evita las complicaciones isquémicas.
Uno de los problemas que enfrenta el diagnóstico de la ACG es la necesidad de recurrir a las biopsias y de que éstas sean realizadas precisamente en una región afectada por la enfermedad. El uso de la RMN y la ecografía con doppler color han permitido el diagnóstico precoz de la ACG al demostrar una sensibilidad y especificidad muy aceptables comparadas con la biopsia, sin embargo aún no se conciben como gold standard.
Otro problema es que la recomendación de iniciar el tratamiento con corticoides tan pronto sea posible puede condicionar que los hallazgos ecográficos o de RMN indicativos sean poco o nada valorables y que en ausencia de una oportuna biopsia nunca se establezca a ciencia cierta el diagnóstico de ACG.
Hauenstein y colaboradores han publicado en Rheumatology un artículo que pretende esclarecer el efecto que tiene la corticoterapia en la sensibilidad y especificidad de ambas pruebas de imagen comparadas con la biopsia positiva para ACG.
Se trata de un trabajo retrospectivo no protocolizado en el que una pequeña proporción de pacientes con sospecha de ACG fueron identificados como tales por una biopsia compatible. Estos pacientes (36) recibieron dosis estándar de corticoides orales y fueron valorados ecográficamente y por RMN en distintos momentos. A nivel global, los autores encuentran que la sensibilidad y especificidad de la ecografía realizada el día 0-1 de tratamiento fue del 92% respectivamente y que fue decayendo conforme pasó el tiempo hasta alcanzar un 50% al realizarla más de 4 días después del inicio del tratamiento. La RMN inicial contó con una sensibilidad del 90% y acabó con una del 56% más allá de los 4 días.
La recomendación que parte de este interesante estudio es que la realización de una prueba de imagen sea prioridad antes o al primer día de empezar el tratamiento con corticoides.
Conviene tener presente, no obstante estos resultados, que la muestra inicial de pacientes fue de 130 en el caso de los que fueron valorados con ecografía y de 159 en quienes fueron valorados por RMN. De este universo la fracción utilizada para el análisis no llegó al 30% del total. Otro punto a tener presente es que la biopsia negativa no excluye el diagnóstico en tanto hablamos de una enfermedad de afectación vascular parcheada. Los autores utilizaron como controles a los pacientes con biopsias negativas -pero con sospecha de ACG- situación que podría ser controversial.
No obstante estas observaciones y aceptando que se trata de un estudio retrospectivo, creemos conveniente adherirnos a la recomendación de vigilar con imagen a estos pacientes de forma prospectiva para contribuir a deslindar el efecto de la corticoterapia en nuestras herramientas diagnósticas.
Hauenstein C, Reinhard M, Geiger J, Marki M, et al. Effects of early corticosteroid treatment on magnetic resonance imaging and ultrasonography findings in giant cell arteritis. Rheum 2012;51:1999-2003.
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