En esta entrada vamos a presentar tres deformaciones del aparato articular del tobillo y tarso del pie.
El pie erizo o pie "en cresta de gallo"
Se trata de una proliferación cálcica que se desarrolla de dentro hacia fuera de la articulación astrágalo escaofidea o tibio astragalina y que le da a estas articulaciones un aspecto de erizo o de cresta. Como cualquier articulación afectada por el depósito de microcristales, el proceso inflamatorio en si mismo es característico de un brote de monoartritis. No obstante el defecto mecánico que produce la proliferación cálcica afecta a los tendones tibial anterior, extensor del primer dedo o al extensor común de los dedos.
Foto cortesía de la Dra. A. Boteanu. |
El pie del ultramaratonista o pie de la bailarina de ballet
Esta deformación es exclusiva de la articulación cuneidonavicular. Como consecuencia de un proceso adaptativo, las vertientes de la articulación proliferan hacia superficial con el fin de incrementar la superficie de apoyo del hueso navicular sobre la cuña. Excepcionalmente se puede observar en la articulación astrágalo escafoidea. La distinción radiológica respecto del cuadro anterior radica en la existencia de corticales íntegras y bien definidas.
Osteoartropatía diabética
La complicación ósea más importante de la diabetes es la consecuente a una infección profunda en el llamado pie diabético. Menos conocido es el efecto que a nivel periarticular tiene la diabetes en la formación de una reacción perióstica muy proliferativa que aparece habitualmente en la vertiente proximal de la articulación astrágalo escafoidea. Otro hallazgo remarcable es que la cortical original muestra un cambio esclerótico intenso fácilmente distinguible de otras corticales.
Para resumir, al valorar una deformación del dorso del pie cabe tener en cuenta si es o no dependiente de la articulación, si tiene cortical o si una neocalcificación.
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