La tasa de supervivencia es una definición
fármaco-epidemiológica que alude al tiempo que transcurre entre el inicio de un
tratamiento dado y su suspensión, debido a que su efecto disminuye por debajo
del necesario para el control clínico del paciente o que se presentan efectos
adversos.
De ahí que la tasa de supervivencia sea un interesante
indicador comparativo al momento de medir el impacto que tienen las terapias
biológicas en pacientes con artritis reumatoide.
La tasa de supervivencia es una medida naturalmente
dependiente de las características del paciente que recibe el tratamiento. Por
lo tanto, cuanto menor sea la actividad de la enfermedad, menos probable es que
ocurra una interrupción del tratamiento. El uso de medicación concomitante
también condiciona que un tratamiento biológico prolongue o no su supervivencia
terapéutica ya sea porque la enfermedad se controla mejor o porque hace menos
probable o menos intensa la actividad inmunológica anti-antiTNF.
El análisis de la tasa de supervivencia en antiTNF no es
tema de investigación reciente, sin embargo los estudios realizados al respecto
presentan distintos resultados en función del periodo de tiempo analizado
(dispobilidad de ciertas terapias biológicas), el ámbito geográfico en el que
se realizó el estudio y los protocolos de administración locales (distintos
criterios).
En la edición de enero del Ann Rheum Dis, Neovius y
colaboradores publican en acceso abierto un estudio de supervivencia de
terapias biológicas basado en el registro nacional sueco que incluyó a
pacientes que iniciaron su primera terapia biológica en el contexto de un
diagnóstico previo artritis reumatoide, entre 2003 y 2011.
El número de pacientes seguidos fue 9139 totalizando 20 198
personas/año. A lo largo de este periodo de seguimiento se produjeron 3782
interrupciones. En 51% la causa fue la pérdida de eficacia y en 36% fue por
eventos adversos. La distribución de estas interrupciones fue homogénea entre
los tres aTNFs. No obstante ello, la tasa de supervivencia al año fue
significativamente mayor en los pacientes que recibieron etanercept (74%),
respecto de los que recibieron adalimumab (66%) o infliximab (64%).
Otro resultado de interés fue que la tasa de interrupciones
del tratamiento fue mayor en el periodo 2006-2009 que en el periodo 2003-2005.
Los autores plantean la hipótesis de que este hallazgo se justifica por la
modificación de las expectativas terapéuticas de la terapia biológica y que
endurecieron los objetivos a alcanzar una vez iniciada la terapia aTNF.
Se trata de un estudio interesante de leer, con dos
fortalezas mayores: el número de pacientes y el largo periodo de seguimiento en
el que las tres drogas seguidas en el tiempo estaban igualmente disponibles en
el entorno geográfico.
Referencia
Neovis M, Arkema E, Olsson H, Eriksson J, et al. Drug survival on TNF inhibitors in patients with rheumatoid arthritis comparison of adalimumab, etanercept and infliximab. Ann Rheum Dis 2015;74:354-360.
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