jueves, 12 de julio de 2012

Mitos y leyendas sobre el quiste de Baker

En esta entrada vamos a comentar algunos aspectos relacionados con el Quiste poplíteo o Quiste de Baker.

Definición anátomo-patológica: El quiste de Baker (QB) es una formación con pared propia de las mismas características que la cápsula sinoval que se extiende por el espacio poplíteo como una prolongación de ésta debido a una gradiente de presiones que favorece su llenado especialmente durante la extensión de la rodilla. Existen dos mecanismos que justifican su aparición: Una sobreproducción de líquido sinovial secundario a un proceso inflamatorio agudo o mecánico crónico muy a menudo relacionado con procesos degenerativos articulares. El segundo mecanismo es uno de tipo valvular unidireccional. Cuando el quiste adquiere cierto tamaño, sus presiones se igualan con la cavidad sinovial original y la válvula se cierra. Los síntomas se deben a que la sinovia propia del quiste es capaz de seguir produciendo líquido con una menor capacida de reabsorción. No debemos confundir el quiste sinovial con un ganglión gigante. La diferencia fundamental radica en la presencia de pared propia.

Diagnóstico: Clínicamente el QB es dificilmente diagnosticable. La presentación clínica puede ser semejante a un proceso meniscal agudo, una tendinitis isquiotibial distal o un proceso vascular trombótico o aneurismático. Incluso se han reportado neoplasias cuya primera manifestación generó la sospecha de QB. La ultrasonografí, TC o RMN permiten un apropiado diagnóstico.

Manejo conservador: Si el quiste es asintomático no requiere manejo alguno, sin embargo es coherente identificar la causa degenerativa subyacente y tratar ésta si procede. En el caso de QB sintomáticos el manejo con AINEs y reposo puede ser efectivo aunque dificilmente conducirán a una reabsorción espontánea. El uso de vendajes compresivos puede ser efectivo ante ese problema.

Manejo intervencionista: La aspiración con aguja puede realizarse en QB muy sintomáticos o en aquellos en los que el manejo conservador haya fracasado. Debido a la disposición habitual del QB su abordaje por vía poplítea no debería poner en riesgo estructuras vasculares sin embargo considerando que su diagnóstico se establece habitualmente con US es razonable realizar la punción con la asistencia de esta técnica. Si bien se han descrito estudios a favor del uso de corticoides intraquísticos, a largo plazo se ha demostrado que su uso no supera a la infiltración convencional de rodilla a la hora de medir la probabilidad de no tener recurrencias.
Desafortunadamente la recurrencia del QB utilizando el drenaje es extremadamente variable. 

Manejo quirúrgoco: Los QB sintomáticos que requieren constantemente drenajes transcutáneos son tributarios de manejo quirúrgico. La ventaja de este procedimiento, idealmente practicado por artroscopia es que se puede realizar el drenaje completo, la corrección del proceso valvular y reparar el problema degenerativo en el mismo acto quirúrgico. Estudios recientes indican que el manejo con esta técnica permite reducir la recurrencia hasta alcanzar el 5%.

Otras perspectivas de manejo: En los últimos diez años se ha incorporado el uso de la escleroterapia con múltiples agentes para inducir la esclerosis de las paredes del quiste. Los resultados de esta técnica son alentadores aunque al lado de la artroscopia carecen de la capacidad de reparar el proceso degenerativo a menudo subyacente.

Referencias


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