Expertos de la Sociedad Española de Reumatología (SER) reclaman un aumento del número de plazas de reumatólogos y de las plantillas de los servicios de Reumatología para poder "atender adecuadamente a estos pacientes y cumplir con los estándares de calidad marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el marco del III Simposio de Enfermedades Sistémicas Autoinmunes de la SER, el presidente de la Sociedad Canaria de Reumatología, Eduardo Girona, ha recordado que este organismo de Naciones Unidas recomienda que en todos los países haya un reumatólogo por entre 40.000 y 50.000 habitantes, ya que hasta uno de cada cuatro españoles padece una enfermedad reumática. Sin embargo, ha lamentado este experto, en muchas comunidades no se llega a este número, al tiempo que se observa "una desproporción enorme" en la dotación de especialistas entre algunas regiones. Ejemplo de esta situación es la propia comunidad canaria, ya que Fuerteventura, con 100.000 habitantes, no dispone de ningún reumatólogo, ni tampoco El Hierro ni La Gomera. "No hay que olvidar que estas patologías están detrás del 50 por ciento de las incapacidades laborales transitorias y son la principal causa de incapacidad laboral permanente", ha explicado el doctor Girona. Asimismo, el presidente de la Sociedad Canaria de Reumatología ha reclamado una mayor dotación de especialistas en los centros de Atención Primaria, "ya que es en este paso donde se descubren los primeros indicios de las enfermedades reumáticas y es aquí donde se puede reducir el tiempo de demora diagnóstica", un tiempo que aún debería reducirse hasta máximo 2 meses "desde el inicio de la enfermedad hasta su detección por un profesional".
En este encuentro también han destacado como el tratamiento de las patologías autoinmunes ha mejorado de forma significativa en los últimos años gracias al mejor uso de terapias clásicas como pueden ser los antipalúdicos en lupus o los corticoides. Algunos de ellos se utilizan con el criterio de uso compasivo, porque no tienen una indicación aprobada, pero suele haber una experiencia amplia y con garantías. En el síndrome antifosfolipidico, por ejemplo, el tratamiento estándar sigue siendo el uso de anticoagulantes.
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