Una revisión reciente sobre la afección axial en la gota úrica aparecida en Current Rheumatology Reports [1], nos obliga a replantearnos muchos conceptos que tradicionalmente tenemos respecto a esta afección. Lumezanu et al revisan sus aspectos epidemiológicos, clínicos, imagenológicosy terapéuticos, pero es a los epidemiológicos a los que hay que prestar especial atención.
Durante mucho tiempo se ha considerada a la gota axial como una entidad infrecuente, esto debido a que el conocimiento inicial de la misma provenía exclusivamente de reportes de casos y series pequeñas, y además que ocurría generalmente en pacientes con gota tofácea crónica de largo tiempo de evolución y altos niveles de uricemia, de allí el tradicional térmido de “espondilitis tofácea”. Sin embargo, no se reconocían las formas asintomática y en pacientes con gota y síntomas axiales, estos eran atribuidos a otras entidades como espondiloartrosis, discopatía.
El primer intento por sistematizar los datos dispersos de la literatura fue llevado a cabo por Konatalapalli et al [2], quienes revisaron 69 reportes de casos encontrando que sólo 46% tenían gota tofácea crónica asociada y en 63% se detectaban valores altos de uricemia: 63%. El dolor axial estaba presente sólo en la mitad de los pacientes, y los niveles afectados en orden de frecuencia eran lumbar 48%, cervical 29%, dorsal 20%, y sacroilíacas 8.7%. El espectro clínica variaba de formas asintomáticas y dolor leve a formas severas con lesiones destructivas y afección neurológica. Las alteraciones radiológicas más frecuentes eran las erosiones en unión disco-vertebral y articulaciones facetarias, tofos y erosiones en cuerpo vertebral, espacio epidural, ligamento amarillo y pars interarticularis. Estos hallazgos dieron pie a que los mismos autores realizaran un estudio retrospectivo y otro prospectivo, con interesantes hallazgos.
El estudio retrospectivo, realizado en 64 pacientes con diagnóstico de gota úrica periférica y estudio tomográfico vertebral, demostró una prevalencia de gota axial del 14%, siendo los niveles afectados en orden de frecuencia: lumbar 78%, dorsal 30% y sacroilíacas 30%, siendo la afección multiple en 67%. El TAC mostraba erosiones articulaciones facetarias lumbares, tofos en apofisis espinosas y sacroilíacas, y las vértebras más afectadas fueron L4 (12%) y L5 (9%). No encontraron diferencias significativas en nivel de uricemia respecto a gota exclusivamente periférica [2].
En el estudio prospectivo, se realizó el seguimiento a 48 pacientes con gota periférica por ≥ 3 años, encontrándose una prevalencia de gota vertebral del 35%. La edad promedio de los pacientes era 61 años, con una duración < 10 años en 46%, y con un promedio de uricemia 7,7 mg/dL. El dolor axial estaba presente igualmente en 50%, y los niveles más afectados fueron el lumbar 94%, cervical 42%, y scarolíacas 6%, siendo la afección multiple en 82%. Se detectaron tofos axiales en 14,6%. Hubo además alteraciones radiológicas en manos y pies en 44% de gotas axiales y en todos los pacientes con tofos vertebrales [3].
Estos hallazgos nos indican que la gota axial es una localización más común de lo que se piensa, sobre todo en pacientes con alteraciones radiológicas períféricas. Por tanto, la presencia de sintomas axiales en estos pacientes podrían indicarnos afección microcristalina a nivel vertebral, más que sólo dolor inespecífico o debido a otras causas. Se temprana identificación permitiría instaurar el tratamiento hipouricemiante de forma oportuna, antes que se hubiesen establecido lesiones estructurales permamentes, habiendose descrito incluso casos muy destructivos con lesiones que semejaban infecciones o neoplasias, y han requerido tratamiento quirúrgico.
1. Lumezanu E, Konatalapalli R, Weinstein A. Axial (Spinal) Gout. Curr Rheumatol Rep. 2012 Feb 9
2. Konatalapalli RM, Demarco PJ, Jelinek JS, et al. Gout in the axial skeleton. J Rheumatol. 2009 Mar;36(3):609-13.
3. Konatalapalli RM, Lumezanu EM, Jelinek JS, et al. A prospective study of correlates of axial gout. Arthritis Rheum. 2010;62:S869.
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